Las baldosas se elaboran con una base de arcilla que se amolda, se deja secar al sol y se somete a un primer cocido en el horno. El fondo blanco y el vidriado se consiguen gracias a un baño de estaño, plomo, arena y sal marina. Después de estarcir el dibujo, la policromía se lleva a cabo con un pincel y pintura muy clara, que tradicionalmente se obtenía de la disolución en agua de tierras y óxidos. El último paso es la cocción definitiva, que las solidifica. Originariamente, se utilizaban para impermeabilizar los lugares húmedos de las casas: cocinas, espacios para aguamaniles, baños, lavaderos… y tenían una función principalmente higiénica. Posteriormente, la cerámica fue adquiriendo un papel decorativo y las baldosas pasaron a formar parte de hornacinas, frisos, escalones, fuentes, arrimaderos e incluso de fachadas y tejados. La influencia inicial a la hora de vidriar y barnizar una de las caras de la baldosa fue islámica. Más tarde llegaron las modas italiana y flamenca, que los artesanos azulejeros catalanes hicieron propias. Encargaban las imágenes a pintores, o bien se limitaban a reproducir grabados populares de la época. En Cataluña las baldosas de oficios serían la producción cerámica más genuina, a pesar de que también son frecuentes los motivos referidos a otros temas.

Desde el siglo XVII hasta finales del XIX, las baldosas de artes y oficios fueron una ventana abierta a la vida menestral de su tiempo. Reciben este nombre porque habitualmente reproducen al hombre o a la mujer realizando las tareas que por tradición les eran propias, mediante una plasmación figurativa y monotemática, encuadrada en un marco pintado y enriquecida con elementos decorativos (que actualmente nos son útiles para fecharlas). Nos ofrecen información no tan sólo sobre el trabajo y el ocio, sino también sobre el entorno social en el cual se desarrollaban, y nos muestran la cotidianidad de unas tareas que ya casi han desaparecido del todo. Curiosamente, los propios azulejeros nunca retrataron su oficio en sus baldosas. Invitamos al visitante a identificar en las imágenes policromadas la actividad que representan. A veces es fácil, pero otras no tanto…