Explicar a las generaciones futuras la cultura de una gente que también había que luchar por la existencia.
El Museu Etnogràfic de Ripoll, conserva parte del legado material de las diversas generaciones que nos han precedido. Estas colecciones nos hablan de cómo los ripolleses se ganaban la vida, cómo vivían en sus hogares, cómo se alimentaban y cómo se vestían los días de fiesta. De sus creencias y de su forma de aprovechar el ocio. Y también de los oficios que generaban todos estos objetos, que ya forman parte del pasado. Hoy día los estudiosos del comportamiento social dicen que estamos inmersos en una cultura materialista.Que nunca habíamos acumulado a nuestro alrededor tantos objetos. Que nunca ha habido una sociedad que haya consumido tanta materia como la nuestra para satisfacer sus necesidades… O sus deseos. Los catalanes, como tantas otras personas del mundo, cambiamos de casa y de trabajo con una frecuencia que antes resultaba inimaginable.
Pero casi nunca tenemos tiempo para mirar de arriba y abajo las cosas que conforman nuestro paisaje doméstico, social o laboral. Quizá en el transcurso de una de estas mudanzas se produzca un paréntesis en la relación inconsciente entre nosotros y las cosas que tenemos. Y así observamos nuestros objetos bajo unas nuevas luces. La luz de la necesidad. Que hace que escojamos aquello que ha seguido acompañándonos porque lo consideramos útil para nuestro funcionamiento cotidiano. La luz de la estética, que nos hace ver los vínculos que establecemos con los objetos porque nos resultan hermosos. La luz de los sentimientos, que pone de manifiesto los vínculos entrañables que creamos durante la vida con algunos objetos heredados de nuestros antepasados. La luz de la precaución, que hace que guardemos, por si acaso, determinadas pertenencias, aunque quizá nunca volvamos a utilizarlas.
La luz de la representación, que nos induce a elegir las cosas en las que creemos ver reflejadas nuestra personalidad. Quizá algún día objetos como éstos—y otros que ahora mismo nos parecen prescindibles—, formarán parte de las colecciones de nuestro museo. Y bajo la luz de los análisis etnográficos cobrarán nueva vida, para explicar a las generaciones futuras la cultura de unas personas que también debieron luchar por la existencia, que tenían actividad doméstica, que dedicaban mucho tiempo al ocio y a las distracciones y que, como cualquier otra generación, crearon una cultura material determinada.
Con el paso de los años se verá qué dirán los objetos contemporáneos de las personas que se reflejaron en ellos. Como, por ejemplo … vosotros.